MEDITACIONES

de     F. F.

2 Samuel 24:18-27: La propiciación y la adoración


Léase por favor 2 Samuel 24:18-27


Esta semana pensamos terminar con el libro de 2 Samuel. Aprecio sus sugerencias y oraciones, si continuamos con 1 Reyes 1 u otro tema.

“Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.”

Nos debe de ser de interés que este jebuseo tenia su era en el lugar donde Abraham ofreció el carnero en vez de su hijo Isaac. También, como vamos a notar, es el lugar de la construcción del templo de Salomón y pienso yo que es el lugar donde el templo milenial va a ser construido en el día futuro. En el día de hoy hay una mosquita musulmana construido en este lugar que los judíos en el año 1967 anhelaron destruir con fin de volver a construir su viejo templo, pero temían la ira del mundo en general, por la grandeza del edificio y su significado a los musulmanes. Esta fuera de nuestro tema, pero solo por notar, los judíos que están hoy día en Palestina no están allá con fe en Jehová, sino en confianza a si mismo. Muy probable es que muchos de ellos van a ser juzgados durante los últimos tres años y medio de la tribulación (llamado en la escritura “la gran tribulación.”) Eso no quiere decir que nosotros apoyamos a los árabes en su gran deseo de botar los judíos de su tierra, pues reconocemos que esta tierra no pertenece a los árabes, sino a los hijos de Abraham por Isaac y no por Ismael.

Tenemos en el sacrificio de David en la era de Arauna algo de suma interés por nosotros, comprados y lavados por la sangre de Cristo Jesús y no a través del sacrificio de animales. Hay dos aspectos de la muerte de Cristo, ambos necesarios por nosotros creyentes, pero quizás vale la pena notar la diferencia. Aquí notamos lo que dijo Arauna a David “Jehová tu Dios te sea propicio.” El versículo que leemos en el nuevo Testamento es este “…Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” 1 Juan 2:1-2 Lo que vemos es esto, que David hizo sacrificio y todo el pueblo de Israel fue librado del juicio, porque Jehová quedó satisfecho (aunque fuera por un tiempo y solo en vista de la obra de Cristo futura.) Igualmente, Jesucristo hizo la obra de propiciación en la cruz, tan eficaz que puede haber salvación por todo el mundo, pues Dios quedó satisfecho con su obra. Era suficiente para cada persona en el mundo.

Pero, acaso hacemos la pregunta, ¿entonces son salvos todos? La respuesta por supuesto es no. Hay otra cosa que toca a cada uno que quiere ser salvo, que es la substitución, pues es otro aspecto de la muerte de Cristo, pero uno individual y personal. Se ve en 1 Pedro 2:24 “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.” ¿Puede decir el pecador perdido que Cristo llevó sus pecados sobre el madero? No puede, porque el Señor dijo “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” Juan 8:24. El inconverso, si no cree en Jesús, morirá en sus pecados y llevará sus propios pecados por toda la eternidad. El tal no puede decir que Cristo llevó sus pecados, pero al momento que cree en Jesús, entonces puede descansar totalmente en esta obra consumada en la cruz, y decir con toda confianza “Cristo murió por MI.”

Así que, en breve resumen, propiciación fue hecho por todo el mundo, tal que la obra de Cristo en la cruz era suficiente en los ojos de Dios por la expiación de todo pecado. Predicando el evangelio, podemos proclamar que la salvación es por cualquier que lo quiere aceptar. “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” Juan 6:37. (Allí vemos las dos cosas que andan juntas que han tropezado a muchos; la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre.) Solo los que han acudido al Señor pueden conocer el otro aspecto de la muerte de Cristo, y decir con toda paz en sus corazones “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:5

Hay otra cosa aquí que me gusta notar en nuestro capitulo tiene que ver con el tema de la adoración. Recién lo mencioné en una reunión de Zoom y acaso algunos de ustedes estaban escuchando. En nuestro capítulo leemos “Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo… Y edificó allí David un altar á Jehová, y sacrificó holocaustos y pacíficos; y Jehová se aplacó con la tierra, y cesó la plaga de Israel.” Después leemos algo muy precioso en 2 Crónicas 3:1 “Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán (Arauna) jebuseo.” En el lugar donde el ángel cesó de destruir porque había propiciación, allí mismo Salomón construyó el templo para adorar a Jehová.

Para mí la lección en estas escrituras es esto, que solo en el lugar donde la propiciación se hizo, allí el creyente puede adorar. Para ponerlo en palabras muy claras, si yo no entiendo que todos mis pecados son eliminados para siempre jamás, no puedo adorar. Así que los que dudan de su salvación eternal, en realidad no pueden adorar, pues no tienen paz. Pero el que descansa en la obra de Cristo, consumada en la cruz, puede estar en perfecta paz, y así como hijo de Dios, adorar en Espíritu y en verdad. El que tiene miedo que por fin va a perecer en sus pecados, no puede realmente rendir a Dios adoración, pues le tiene miedo.

Termino con una cosita más. Dijo David a Arauna después que le ofrecía regalar la era y todo “no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.” A veces hay un sacrificio para adorarle al Señor. Acaso faltamos un día de trabajo; acaso tenemos que viajar lejos para estar con los santos congregados al nombre del Señor. Vale la pena hermanos. Lo más alto el precio, creo que puedo decir, cuanto más avalora nuestro Señor la adoración nuestra.

FELIPE FOURNIER
23 agosto de 2020